Anjullón OnLine

Este Blog esta creado con la intención de hacer conocer más a mi querido pueblo de Anjullón, rescatar su historia y su cultura e informar los hechos más destacados del pueblo y/o protagonizados por sus hijos.
La foto de la portada es "la Iglesía de Anjullón".
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miércoles, 3 de junio de 2009

Desandando

Es siguiente artículo forma parte del trabajo de Ramiro Riedel, “Anjullón, recuerdos de cuanta” y trata sobre una entrevista realizada en 1.998 a Doña Elva Moreno, quien recientemente nos dejara a sus 85 años de edad.

Doña Elba Moreno con sus 74 años tiene un baúl de recuerdos. Su nombre está indefectiblemente asociado a los alfajores pero también sabe de velorios y "desandanzas".
Cuando alguien moría era costumbre llorar a gritos que se sentían en el vecindario. "Parece que el mundo se terminaba". Más aún los dolientes enfermaban de tristeza y debían guardar cama, de manera que los vecinos debían hacerse cargo de atender a las visitas que venían al duelo, y que era todo el pueblo.
El ataúd lo hacía un señor del pueblo, Don Saturnino Vega, "con madera de álamo, trabajado a mano. Se lo "enlutaba" con tela negra y una cinta blanca recorría la junta de la tapa. No tenía la forma actual sino que era más rectangular, y pesado. Don Oscar Herrera, para su madre hizo el cajón "con codo". No tenía la caja metálica galvanizada; por tanto en verano había que sacarlo rápido.
En la iglesia se colocaban grandes cortinas negras; una adelante, que al abrirse en dos dejaba ver el sagrario, otra al medio de la iglesia y otra atrás, en la puerta de entrada. "Era un trabajo ponerlas...!"
También se colocaba una gran alfombra, con una tira negra en el centro y a lo largo. "Para que sea más triste, o para que valga más, o para llorar más... Lloraban cualquier cantidad ..." Enterraban con el hábito, vestidito blanco de la Virgen.
..."Porque decían que andan las almas. Si andan. Ahora sé que andan los espíritus". Llámase "desandar" cuando una persona está grave, por morir, "visita" a familiares y allegados. Después que mueren, ya no, porque "creo que no tienen permiso".
Doña Elba relata los casos, muchos, que le pasaron a ella. "Me plantó un beso en la frente, me despertó con eso". Pero no tenía miedo.
Y cuenta de un caso con preaviso: "Cuando me esté por morir te voy a tirar las patas. Ya vas a ver. Porque yo no creía. La noche que estuvo grave sentí que se iban las colchas, me tocaba. Estaré mal acostada... Pero yo asociaba..."

1 comentario:

  1. Sr. Raúl Quintero!! lo saludo muy atentamente y lei con respeto y aprovación lo del "desandando" por don Ramiro Riedel, es la pura verdad del antes pasado. Y con respeto a los velorios, lo note el noreste de Tucumán cuando era pequeño y quedo como recuerdo......mas vi las familias que estaban muy reteridas de la ciudad, al fallecido lo ponian sobre una mesa, hasta que llegara el feretro...Ademas tube la oportunidad de ver un feretro en al cementerio viejo de Villa Union..La Rioja. Pude Observar que el feretro estaba forrado con una tela negra y rectangular...Me alegro por el relado de don Reidel, es muy interesante......Lo Felicito..sigan adelante e investigaciones, se que se encontran con muchas sorpresas.......Garre

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